Parte IV
“Intensidad”
Narrado por
Sky
A lo que llegue al hotel ya se había oscurecido, solo que quedaban
alrededor de 3 días antes de que mi escuadrón vinieran a amargarme la vida, mas
me vale disfrutar este tiempo. Pensé mientras me acostaba en mi sangrienta
cama. Cuando puse mi cabeza sobre la almohada note que olía diferente, era el
olor de Miyolet, era muy dulce. Tome la almohada y la abrace mientras inhalaba
con fuerza. Ese olor, era exquisito. Pensé mientras me quedaba dormido.
Al día siguiente volví a ir al orfanato, me encontré con Jonathan en la
entrada y fui a saludarlo, estuve a punto de decirle algo pero él me miro muy
de mala manera, hice una mala cara.
-¿Qué? ¿Qué hice?- le pregunte sin darme cuenta de lo que hice.
-Tu me prometiste… que me llevarías al parque- fue ahí que recordé mi pequeña
promesa.
-Cierto, quédate aquí, no te muevas- le dije mientras corría hacia la
señora Anabela que recién iba entrando a su oficina. Toque la puerta y escuche
como ella me permitía entrar a esta.
-Señora Anabela- la salude –Disculpe, ¿Me da permiso de llevar a Jonathan
y a otros muchachos estar tarde al parque?- pregunte, ella lo pensó. Saco unos
papeles del escritorio y con la mano me hicieron seña de que me acercara.
Leí de reojo los papeles, eran unos que decía que yo sería el responsable
de todos los niños por un tiempo determinado. Sonreí, realmente me daría
permiso. Toma el bolígrafo que estaba en el escritorio y firme con mi nombre.
-Gracias señora Anabela, se lo agradezco mucho- dije mientras salía de la
oficina. Justo hay me encontré con Oliver.
-Hola- me dijo con un tono algo suave.
-Hola… eh, préstame tu celular por favor. Reúne a Elizabeth, Rosario,
Mike y a Jonathan- El parecía confundido –Y a Miyolet también- le dije mientras
llamaba a un taxi para 7 personas. El taxista me dijo que el automóvil que
tenía era de 6 personas, no me importo, reserve el taxi. El señor me aseguro
que llegaría en media hora. Cerré el celular y volví hasta donde estaba Oliver.
Estaban todos reunidos.
-Bueno, los llevare a todos al parque, apúrense y busquen los que
necesiten, en media hora llega el taxi- casi todos salieron corriendo a buscar
lo que necesitaba, excepto por Oliver, el iría así como esta.
20 minutos después estábamos todos en la entraba esperando a que llegara
el taxi. No podía dejar de mirar a Miyolet, ¿Por qué rayos se vistió así? Un
vestido ligero de color rosado que combinaba perfectamente con su despeinado
cabello. Un vestido que llegaba hasta la mitad de su muslo.
Después de unos pocos minutos más llego una camioneta negra con un
letrero de taxi en él para brisa.
Oliver fue el que desidia como distribuirnos. De copiloto fue Mike, en la
parte de atrás iban Jonathan y Rosario debido a que eran los más pequeños. Y en
el centro nos sentamos Oliver, Elizabeth y yo. ¿Faltaba alguien verdad? Me
pregunte mira hacia afuera y vi que Miyolet seguía allá abajo
-Miyolet… Siéntate sobre las piernas de Skyler… eres la que menos pesa de
todos- le dijo Oliver, note que sus mejillas se coloraron muy fuertemente.
Sonreí con malicia. Parece que estaría bastante cómodo en el pequeño viajecito.
La pequeña se sienta con delicadeza sobre mis piernas. Era increíble que
pudiera sentarse perfectamente sin chocar contra el techo.
El taxista arranco y ella se movió debido al impulso y gracias a este se
pego a mí. Puse las manos sobre sus piernas para que tuviera un poco de
quietud, podría apostar 1.000.000 $ de que estaba toda roja por la vergüenza.
-Tranquila- le susurre -¿De verdad piensas que voy a hacerte algo?-
-Me estas haciendo algo- murmuro ella medio volteando la cabeza
-No te estoy haciendo nada… además de tocarte la pierna, ¿es acaso eso un
crimen? Y mira que yo se mucho de crímenes- sonreí medio torcido, realmente
podía evaluar cosas como crímenes, al fin y al cabo, era casi un policía.
-No me gusta- dijo ella con la voz temblorosa
-No… te encanta- le susurre pegándola a mi cuerpo.
-Mantente alejado… gracias- dijo ella sentándose
derecha de nuevo
-No obedezco órdenes, solo de mi general- murmure en
su oído mientras volvía a colocar mi mano en su pierna.
Pude ver de reojo, como Oliver pasaba el brazo sobre
los hombros de Elizabeth, lo que no esperaba era que me golpeara en la cien.
-¡Auch!- me queje
-Pórtate bien- ¿Se había dado cuenta? ¿La cara de
Miyolet me delato? ¿O quizás fue la mía?
-Si mi general- dije pasando ambos brazos detrás de
mi cabeza.
-¿Qué? ¿Qué paso?- pregunto Jonathan
-Nada, peque- me reí. El hizo una mala mueca. Mas o
menos así fue todo el viaje, con un par de bromas tranquilas, casi siempre las
cosas eran así entre nosotros.
Finalmente llegamos al parque y nos acomodamos en
una banca que estaba un poco al norte.
-Quiero montarme en las barras- grito Jonathan
-Ve a colgarte en las barras- dije dándole permiso
-Con cuidado Jonathan, por favor- le dijo Oliver
-Estará bien, no seas tan preocupon- dije dándole un
sape en la cabeza. El volteo y me sonrío.
Jonathan y Rosario estuvieron jugando y corriendo
por todo el parque, Mike fue un poco mas lejos y se subió a un árbol, recuerdo
que le gustaba mucho las alturas.
Miyolet se quedo quieta totalmente, igual que Oliver
y Elizabeth. Ninguno de nosotros 4 se movió.
Vi como Miyolet miro a Oliver, esa mirada, era como
si estuviera incomoda o algo por el estilo. Oliver la vio con seriedad. Sin
previo aviso, sin decir nada, se levando y tomo a Elizabeth de la mano.
-¿Oliver?- pregunto ella, se veía tan sorprendido
como todos, la jalo y la puso detrás de un árbol. Justo hay el beso. Eso
realmente no me lo esperaba. Se veía tan confiado, la tenia agarrada por el
antebrazo. Ella puso las manos en su pecho y lo acaricio hasta llegar a su
cuello.
Baje un poco la mirada y vi. a Miyolet, los miraba
tan fijamente, estaba toda sonrojada y le temblaba las piernas.
-¿Nunca has visto a alguien besarse?- le pregunto,
ella salto por que se sorprendió.
-S… Si, si he visto a alguien besar… pero no a
Oliver- dijo ella con la voz temblorosa.
-Esos dos… no son serios con ese tema, ¿Verdad?- le
pregunte.
-No, no lo son… a veces son… a veces no son… Se
aman… pero ninguno dice nada- murmuro ella
-Que idiotas- susurre, parece que a Miyolet, no le
gusto mi comentario –Si se aman… que se los digan, no es saludable estar en ese
estado… El corazón se te pudre-
-Eso fue muy intenso viniendo de ti- murmuro ella
-Tu…- le susurre, la agarre por los hombros y la
voltee para que me viera directo a los ojos –No tienes idea… de lo intenso que
puedo ser- se sonrojo y puso una cara demasiado tierna.
-No… no quisiera averiguarlo- murmuro
-Demasiado tarde- le dije mientras baja y la besaba.
Era tan tierna, hacia el intento de no responderme
el beso pero… supongo que… no lo aguanto y me siguió el juego. Puse mis manos
en su pequeña cintura y me concentre en el beso.
Para solo tener 15 años, y ser
una niña tan pequeña. Lo así bastante bien. No retrocedía no se alentaba,
seguía al mismo ritmo. Eso me impresiono. Ni siquiera estaba incomodo por tener
que prácticamente arrodillarme para llegarle a la boca. Eh, bueno no tanto,
estoy exagerando. Pero si, tenia que encorvarme para alcanzarla.
Creo que fue después de varios
minutos que ella callo en cuenta que la estaba besando, por que fue entonces
que me empujo.
Juro que ni siquiera un tomate
se pone tan rojo. Estaba toda colorada, y se veía agotada, respiraba por la
boca y tenia los ojos traslucidos.
-Nunca…- titubeo –Nunca vuelvas
a hacer eso-
-¿Qué? ¿Besarte?- pregunte,
ella no dijo nada, siguió resoplando, se me escapo una pequeña sonrisa –Ni
sueñes que voy a dejar de hacer algo que me gusta- le dije con un tono de
superioridad.
-Estas demente, no puedes besar
a alguien solo por que se te pega la gana- dijo ella pasándose la mano por la
boca, como quitándose los restos de mis besos.
-Si, si puedo. Esas son las
leyes de la vida. Si a alguien se le antoja tener sexo con cualquier persona,
lo secuestra y lo viola. Por Dios. Si yo quiero comerte a besos- dije
agarrandole la cara con una mano y apretándole un poco las mejilla haciendo que
ella hiciera una mueca con los labios demasiado tierna- Te como a besos y ya-
-Suéltame- me dijo con
dificultad por la mueca que la estaba obligando a hacer.
-De acuerdo- me reí y la solté
–Pero que conste- me incline –Que este no será mi ultimo ataque- me pare
derecho de nuevo, le di la espalda y camine hacia el árbol donde estaba
encaramado Mike.
…Continuara.
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