The brothers Black "Cap 17"

Capitulo 17 El entrenamiento del Viento parte III

Al salir me tope con Santiago, estaba recostado sobre uno de los arboles, mientras se tronaba los dedos de las manos; me acerque a él con mi típico caminar, a lo que lo tuve a pocos metros le dirigí la palabras

-¿Qué vamos a hacer?- quise saber

-Primero necesito que vuelvas a usar la navaja contra algún árbol- hice una mueca –Solo quiero comprobar que sabes lo que haces- suspire y vi fijo a uno de los arboles, sentí las diversas corrientes de aire por todos lado, luego, sin mover un musculo, lance una de las navajas que había producido en ese momento contra el tronco del árbol, después de un fuerte sonido se escucho un rechinido y el árbol se vino abajo, mire satisfecho a Santiago

-¿Eso era lo que querías ver?- pregunte, el sonrió y asintió

-Ahora, ya que sabes lo que tienes que hacer… solo falta la última prueba- dijo con una sonrisa aun más grande

-¿Qué tengo que haces?- pregunte

-Tienes que atacarme con la navaja de viento, el juego termina cuando logres que una de tus navajas me toquen- me explico

-Parece fácil- me encogí de hombros, Santiago levanto una ceja

-lo lograste con el árbol- señalo en árbol que acababa de derrumbar –Pero yo si me muevo- declaro, ahora entendí a lo que se refería –Te va a costar… mucho- dijo con orgullo

-Creo que tienes un problema de autoestima- dije con una sonrisa nerviosa

-Sí, creo que si- dijo pensativo -ahora comienza- dijo mientras desaparecía de mi campo visual –Al centro del campo- lo escuche pero no vi de donde, obedecí; exhale con fuerza -¿Listo?- me pregunto, parecía que su voz estuviera en el aire

-Listo- me dije mas a mí que a él, el viento comenzó a soplar como loco, haciendo que me costara ver, sin embargo, estaba escondido así que no necesitaba ver nada, de repente sentí como una ráfaga rosaba mi brazo izquierdo seguido de una navaja de viento, me queje y subí mi brazo para examinarlo, escuche la estruendosa risa de Santiago

-Nunca dije que yo no atacaría- se burlo, bufe, y me prepare, cerré mis ojos e intente escucharlo pero su voz salía de todas partes, su voz estaba en el aire, muy bien eso no funcionaria, y lanzar navajas por todas partes sería estúpido, tengo que estar atento a donde esta, si no… estoy muerto

Varios sonidos me atormentaban, como por ejemplo sobre un árbol sonó como si una rama se rompiera, lance una de mis navajas y resulto ser una simple ardilla a la cual casi decapitaba, trague en seco, relájate, escuche algo cerca de la cabaña, lance la navaja pero esta vez era un pájaro, sentí como una de sus navajas chocaban con mi muslo derecho, ¡CARAY! Me dolió; hoy 6 de marzo a las 9:21 am Santiago 2 punto William 0 punto, ahora comienza mi muerte

01:02 pm Santiago 14 William 0

03:20 pm Santiago 27 William 0

05:51 pm Santiago 32 William 0

07:13 pm Santiago 50 William 0

10:46 pm Santiago 62 William 0

Voy a morir, es un hecho, voy a morir aquí y ahora, no sentía mis piernas, ni mis brazos, nada, no tengo idea de cómo es que sigo en pie

-William, basta… te estás lastimando- escuche como el viento me hablaba

-No Santiago, no me iré de aquí hasta que logre hacerte un raspón- dije decidido, con 62 cortados por todo mi cuerpo, creo que puedo durar un poco más, creo

-William…- comenzó a quejarse pero lo interrumpí con una pregunta

-¿Puedo usar mis otro dones?-

-Si no veo por qué no- me susurro el viento, respire, antes de utilizar mi otros dones, el juego es que yo tengo que hacer que mis navajas lo toque a él, pero puedo usar los otros dones para encontrarlo. Intente hacer que las plantas me hablaran y así lo hicieron, tal vez Santiago estaba escondido en una de ellas, pero no lo vi, por ninguna parte; suspire, sentí la herida numero 63, comencé a ver todo borroso, y me costaba mucho respire, escuche algo, como si pisaran un arbusto, lance lo que sería mi última navaja, estaba seguro que había sido un venado a lo que había atacado, por un momento me sentí desvanecerse y lo último que sentí fue mi cuerpo caer sobre el suelo, había perdido…

Me sentí realmente adolorido, en especial en mi pecho; ahora recuerdo, estaba en mi entrenamiento de viento con Santiago; entonces recordé como me desvanecía, en eso me desperté de golpe, estaba en mi habitación, en la cabaña, bufe e intente levantarme pero el dolor era insoportable, deje que mi cuerpo cayera de nuevo sobre la cama, bufe otra vez, pude escuchar como la puerta se habría, de ella entraron Anavel y Santiago; suspire

-Hola chicos- me costó mucho decir todo eso, pude ver como Anavel golpeaba en hombro de Santiago

-Mira cómo has dejado al pobre niño- lo regaño, Santiago sonrió nervioso mientras se sobaba la zona donde Anavel lo había golpeado

-Venga, venga, no te enojes- decía Santiago en son de paz, luego poso sus ojos en mí, unos interesantes ojos negros

-Creo que tienes que ir a cazar- le dije, ¿Qué diablos? Nunca había escuchado tan débil mi voz

-Descansa un poco- me decía Anavel

-Pero… no he terminado el entrenamiento del viento-intente sonar firme, pero mi voz seguía siendo débil

-No William- susurro Santiago negando

-No van a librarse de mí hasta que termine lo que comencé-

-No, no… no me refiero a eso, ya terminaste el entrenamiento del viento- me explico, un momento ¿¡Qué!?

-¿Por qué dices eso?... ayer no logre ganarte- dije avergonzado de mi mismo, Santiago sonrió, negó con la cabeza y arremango su manga derecha, luego me mostro su brazo, una cicatriz, un pequeña cicatriz causada por una navaja de viento, imposible

-Lograste tocarme justo antes de desmayarte- sonreí orgulloso –Bien hecho niño-

-No puedo creerlo-

-Tienes todo este día para reposar; y mañana vuelves a casa- me dijo Anavel con una sonrisa, grandioso no puedo creerlo, termine mi entrenamiento…

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Frase favorita:

-Mira cómo has dejado al pobre niño-

Próximo capítulo (mini tráiler)

-Alice- gritaba, a lo que termine de bajar las escaleras me la encontré con una sonrisa

-Si Ashley dime- dijo muy anima, apuesto a que ya sabía lo que le iba a pedir

-¿Podemos ir a la peluquería?- pregunte con una sonrisa

-Oh… aremos mucho más que eso- dijo con una escurridiza sonrisa